Vistas de página en total

miércoles, 16 de octubre de 2013

Notas sobre la historia del Museo con posterioridad al período Burmeister

Si desea leer noticias sobre el Museo Nacional con posterioridad al período 1862-1892 consultar:



El  Museo Nacional de  Ciencias Naturales (1884-2012)
Lista de  artículos de historia referidos al Museo Nacional (1884-2012), consultar la página Web:
Total de entradas: 34

Hace más 65 años atrás el Poder Ejecutivo Nacional  dispuso la mayor compra de instrumental y de vehículos en la historia del Museo Argentino de Ciencias Naturales
La estructura administrativa del Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales
La primera y la segunda expedición Scarritt de la Princeton University a la Patagonia bajo la dirección de George Gaylord Simpson
Martín Doello Jurado y la enseñanza de la Paleontología en la Universidad de Buenos Aires.
George Gaylord Simpson y sus dos visitas al Museo Argentino de Ciencias Naturales en la década de 1930.
Pedro Serié (1865-1951) de empleado a Secretario y especialista en reptiles.
Falta de espacio y competencia por el mismo en el edificio de la Universidad de Buenos Aires.
Cronología de los momentos decisivos para la construcción del nuevo edificio del museo en Parque Centenario. Algunas correcciones a los datos históricos.
Proyecto para el nuevo edificio del Museo en 1926, y un resumen de los anteriores proyectos
Los empleados del Museo a través de las décadas, sus salarios y nacionalidades
Los salarios de los empleados  del MACN en Marzo de 1937 y la situación salarial del Director del MACN después de la rebelión de los paleontólogos..
Índice de las notas referidas a la Rebelión de los paleontólogos en 1930.
Parte Va.  La Rebelión de los paleontólogos de la calle Perú.
Parte IVa. La Rebelión de los paleontólogos de la calle Perú
Parte IIIa. La Rebelión de los paleontólogos de la calle Perú
Parte IIa.   La Rebelión de los paleontólogos de la calle Perú
Parte Ia.    La Rebelión de los paleontólogos de la calle Perú
Las salas de exhibición en el nuevo edificio en el Parque Centenario
Inauguración del Monumento al Gral. Roca y demolición de la ochava de la esquina de Alsina 
y Perú.
Lista de empleados del Museo de Historia Natural y de votantes durante el año 1909.
Una visión sobre el Museo Nacional de Buenos Aires  en 1892 por uno de los integrantes de la Sociedad Científica Argentina.

martes, 23 de abril de 2013

Las invitaciones del Club Industrial Argentino y las sucesivas negativas en 1882 de Burmeister a integrar el jurado para un certamen de Productos minerales.

Hugo P. Castello, 2013.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".

Era costumbre en las exposiciones nacionales e internacionales de finales del siglo XIX que se exhibieran muestras de minerales de cada país, junto con obra científicas, literarias, fósiles, restos arqueológicos y maquinarias con nuevos diseños industriales.
En la medida que el país se industrializaba y la industria nacional se afirmaba el Club Industrial Argentino había decidido inaugurar en la ciudad de Buenos Aires la “ Exposición Continental “ que se llevaría a cabo en la “Plaza 11 de septiembre” en Junio de 1882
En el primer semestre del año 1882 las autoridades del Club Industrial Argentino decidieron organizarla y previamente realizaron sucesivos intentos para que Burmeister colaborara integrando un jurado que iba a tener como función seleccionar los ganadores y otorgar premios a los mejores  expositores de productos minerales del país.
El Club seguramente deseaba poder mostrar al público local y a los extranjeros las riquezas minerales de la Argentina, con la esperanza de poder atraer la atención de posibles inversores y simultáneamente la exposición constituía una especie de “tarjeta de presentación” del país ante sus países vecinos y los del Hemisferio Norte.
El motivo de los sucesivos rechazos a las ofertas que le realizarán a Burmeister se esconden en todas las respuestas que éste enviara, excepto en la última donde el anciano director revela, lo que a mi criterio, son los verdaderos motivos de sus negativas.
Todos los directivos del Club se avocaron a esa tarea, en especial su Secretario, el Sr. J  Daumás, quien por escrito realizó reiterados intentos de contar con la experiencia de Burmeister como Jurado del certamen de Productos Minerales a ser expuestos en la Exposición .

La sucesión de notas y misivas fue la siguiente:
a) El secretario J. Daumás lo invita por carta a formar parte del Colegio Electoral el 1º de Mayo de 1882 para que asista a una reunión en la secretaria de la Exposición (AHMACN No. 608),
b) Le reitera la invitación el 4 de mayo (AHMACN Nº 609),
c) Burmeister  le responde a Daumás el 7 de mayo (Nº 610) y anuncia su renuncia al nombramiento debido a sus obligaciones en el museo,
d) Le reiteran la invitación el 16 de Mayo (AHMACN Nº 612),
e) El Director le vuelve a escribir argumentando que sus obligaciones en el Museo no se lo permiten,
f) Le vuelven a escribir el 23 de Mayo rogándole que desista de renunciar, y le envían dos notas con igual fecha el 25 de Mayo (AHMACN Nº 615) informándole que su presencia  se hace necesaria y que el Jurado de Minerales se reúne el 27 de mayo (Nº AHMACN 616).
g) El 29 de mayo Daumás le comunica que lo han designado Jurado de las colecciones científicas a ser expuestas junto con el (Perito) Francisco Moreno, Francisco Latzina, Bartolomé Mitre, Andrés Lamas, Estanislao Zeballos, el ex ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay  Gregorio Pérez Gomes (1873-1875)( AHMACN Nº 618 )
h) El 31 de Mayo vuelven a invitarlo a participar (AHMACN Nº 619)
i)El 1º de Junio Burmeister rechaza nuevamente integrar dicho jurado alegando perpetuas ocupaciones urgentes en el museo, menciona su constitución débil (de salud) y alega su edad avanzada y el deseo de no estar fuera de su domicilio después de las seis de la tarde (Nº AHMACN 620).

miércoles, 17 de abril de 2013

El hallazgo en 1882 de un cementerio indígena en pleno centro de la futura ciudad de La Plata durante la construcción de la Casa de Gobierno.

Hugo P. Castello: 2013: MACN  en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".

Antecedentes de cementerios de indígenas en La Plata
El edificio de la Casa de Gobierno de la ciudad de La Plata se comenzó a construir en Noviembre de 1882, a la semana de haberse fundado la ciudad. Según se afirma en un artículo (1), cinco meses después se debió interrumpir la obra al hallarse restos humanos en las bases de esos terrenos. Convocado el Perito Francisco P. Moreno, director del Museo de Ciencias Naturales de la Plata, fueron identificados como indios “pampas” o “querandíes” y éste solicitó que se conservaran para incorporarlos a las colecciones del futuro museo. Posteriormente se hicieron hallazgos similares en otros puntos de la ciudad. 


Grupo de ingenieros colocando la primera piedra del edificio en 1883. (Foto publicada por Argentina y Media)..

Como consecuencia de ello, en la fachada de la Casa de Gobierno en la Plaza San Martín, sobre el dintel de una puerta, hay una pequeña escultura con cabezas del hombre blanco y del indígena. Sin embargo algunas notas halladas en el Archivo histórico del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, nos permiten conocer otra parte de la historia, poco conocida de las actividades de Hermann Burmeister.

Un hallazgo previo
Su diversidad de intereses  lo llevaría a incursionar  en la antropología cuando siendo Director del entonces llamado “Museo Público” recibió en diciembre de 1882 un encargo del Ministro de Gobierno provincial Dr. D. Carlos D´Amico (2).  
El pedido consistía en inspeccionar un lugar, en la ciudad de La Plata, de la recientemente fundada nueva capital de la Provincia de Buenos Aires, adonde, durante las excavaciones para los cimientos de los nuevos edificios habían sido encontrados esqueletos humanos.
Al parecer muy interesado por el tema  Burmeister concurrió brevemente a La Plata y al retornar escribió una carta al Ministro de Gobierno (12/12/1882) (2), en la cual le informó de los resultados de sus observaciones. Describió la disposición de los esqueletos con cráneo y huesos en buen estado de conservación. (Luego se habría de contradecir al escribir que eran frágiles) y que los mas finos (delgados) estaban “descompuestos”). Burmeister presume que la colocación de los cuerpos cerca de la superficie, (a una vara de profundidad) en forma agachada y distanciados entre sí sobre un cúmulo de  conchas de  Azara labiata  de la antigua boca del Río de la Plata “corresponden a las costumbres de los indios antiguos del pays” y dice “que sin duda ese lugar ha sido un cementerio indio del tiempo antes de la conquista española”. Asimismo el presume que dada la ausencia de puntas de flecha y alfarería en las excavaciones “dicho cementerio es de otra tribu de indios muy salvajes y de otra raza de las del territorio vecino”.
Burmeister le manifestó al ministro D´Amico estar muy interesado en terminar de estudiar la excavación, luego de la cual afirmó que se podría determinar la antigüedad o precedencia de los restos. Para ese efecto sugiere al ministro, que el Sup. Gob. asigne una suma 100 P.F a ser entregada al Juez de Paz que serviría para que una persona competente del Museo Público, que sería el preparador Don José Monguillot, pudiera con la benévola y amistosa ayuda del Juez D. J. A. Fajando continuar con las excavaciones.
El Ministro C. D ´Amico  le dio su acuerdo por carta  (3) en la que le comunicó que el Sup. Gob. Había  expedido un decreto por el cual se autorizaba al Juez de Paz a gastar 2500 p.m.c para la manutención del preparador del Museo y la adquisición de cajones, etc.
Burmeister le solicita al Juez de Paz  por misiva del 22 de Diciembre 1882 que aliste los peones para el trabajo y “prepare cajones vacíos de fideos  y papel de Fressa (papel madera) para embalar los objetos en modo conveniente”. El preparador José Monguillot estaba dispuesto a viajar por tren el 27 de diciembre a las 7.30  por la mañana, en tren, y llegaría a las 11.00 AM. . De ser necesario continuaría con el trabajo los días 28 y 29 de diciembre y  una vez finalizado el trabajo, llevaría  a su regreso en tren  los cajones, bajo su vigilancia como carga de viajero.
El preparador Monguillot viajó a La Plata y halló, después de practicar diversas excavaciones en el terreno que tenía  una superficie de 289 varas cuadradas, en el sector superior del cementerio (mapa: letra A) los restos de 7 indígenas sentados, y a una distancia de 5 ó 6 metros, en el sector marcado por la letra B, se encontraron los restos de la mitad anterior de un caballo, que según el estado y el aspecto de todos los huesos  debieron haber sido enterrados en la misma época.
La recolección de los esqueletos se llevó a cabo en los últimos días de diciembre de 1882 con ayuda de los peones contratados por el Juez de Paz, D. José A. Fajando, y suponemos que Monguillot habría sido el autor del muy simple bosquejo hallado en el Archivo del MACN.
Los restos de los 7 indígenas  fueron trasladados en tren, hasta el Museo Público donde los empleados se ocuparon de la restauración.
El hallazgo de restos de un caballo en el cementerio indígena indicaría que el cementerio pertenece a un período posterior a la llegada de los españoles a nuestro territorio.
 Casamiquela y Noseda (1970) (6)  registraron un caso similar en un entierro indígena en la EstanciaLa Nilda”, en el paraje Dos Naciones, en el Partido de Lobería. Se trató de una sepultura individual de un indio, descripto como un descendiente directo de las entidades “pampas” de la Provincia de Buenos Aires. La sepultura estaba señalizada con un gran rodado de cuarcita de unos 50 Kgs., donde la roca cubría parcialmente un esqueleto de caballo, cuyos huesos se esparcían sobre la superficie del suelo.
Es dado suponer que si en la ciudad de La Plata, el edificio de la Casa de Gobierno fue el primero en ser construido (Noviembre 1882), el hallazgo estudiado por Burmeister  a fines de Diciembre de 1882, debe haber tenido lugar en dichos terrenos.
El mapa  cuadrangular y rudimentario dibujado por Burmeister o por Monguillot (27/12/1882)  que no da coordenadas geográficas, podría corresponder a ese  local o cualquier otro en  pleno centro de la ciudad de La Plata, que al inicio de la fundación de la misma tenía unas pocas cuadras  de extensión.
El edificio del Museo de Ciencias Naturales de La Plata se comenzó a construir en 1884 y se finalizó en 1888, siendo inaugurado en 1889. Es lógico suponer que el Ministro D´Amico no bien se enteró del hallazgo de restos humanos en Diciembre de 1882 recurrió a los buenos oficios de Burmeister, pero que con posterioridad, cuando esos hallazgos se repitieron, las autoridades provinciales deben haber dado intervención al Perito Moreno.
Desconocemos el paradero de los restos óseos de indígenas hallados por Burmeister, pero existiría una posibilidad que los mismos estén hoy depositados en la colección del “Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Notas:
(1)Anónimo,  26/6/2010.El cementerio indio de la Casa de gobierno. misteriosdelaplata.blogspot.com/.../el-cementerio-indio-de-la-casa-de.html
(2) AHMACN N° 645: 12/12/1882. Carta al Ministro de Gobierno Dr. D. Carlos d.C. Amico a Burmeister.
(3) AHMACN No.646: 16/12/1882. Copia de la Resolución del Sup. Gob. de la Prov. Bs. As. a Burmeister donde se decide otorgarle la suma de 2500 p.m.n.
(4) AHMACN N° 647: 22/:12/1882. Carta de Burmeister al Señor  juez de Paz Dr. José A. Fajando (a continuación del documento 646).
(5) AHMACN N° 649: 27/12/1882. Observaciones en campo y dibujo rudimentario de la excavación.
(6)Casamiquela, R.M y G. P.Noseda. 1970. Diagnosis de restos humanos exhumados de una sepultura indígena bonaerense. Etnia 11 (1970): 6-23-
.

martes, 26 de febrero de 2013

Una visión sobre el Museo Público de Buenos Aires según dos investigadores extranjeros y uno local

Hugo P. Castello, 2013.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".

Un periodo de bonanza en los albores del Museo Público de Buenos Aires (1862-1876)

Dos escritores extranjeros Andermann (sin fecha) y Sheet-Pyenson, 1988) y el naturalista argentino Holmberg, (1878) se han ocupado de darnos una visión de los avatares que debió enfrentar Burmeister durante las tres décadas (1862-1892)  que estuvo a cargo del Museo Público.
Sigue a continuación un resumen de la visión dedichos autores.
En vez de tener su museo subordinado a la Universidad, tal como había sido dispuesto originariamente  en 1854 al crearse la Asociación Amigos de las Ciencias Naturales del Plata, Burmeister consiguió, al hacerse cargo del Museo en Febrero de 1862, que se le otorgara la “dirección independiente” del museo  y que se reportara directamente al Ministro de gobierno de la Provincia de Buenos Aires.*
Durante las presidencias de Mitre (1862-1868) y la de Sarmiento (1868-1874) el Museo prosperó y pudo disfrutar, por lo tanto, de considerable autonomía, y de de un subsidio inicial de 20.000 pesos.
Burmeister transformó al museo en una institución organizada de acuerdo a principios científicos,  como el dijo, “ordenada de  acuerdo a costumbres europeas”. Cuando el llegó, la colección de aves había sido ordenada de acuerdo al color y el tamaño. Separando a las cotorras de las pinturas y de la cerámica, Burmeister dividió al museo en tres secciones principales: arte, historia y ciencia, dándole énfasis a las ciencias naturales.
La Sección de Arte, dijo Burmeister, no tenía una sola pintura o escultura de primer orden.
La Sección de Historia, que era muy valiosa contenía objetos arqueológicos tales como momias, monedas, y artefactos domésticos, al igual que objetos recientes, tales como trofeos de guerra y el escritorio de Rivadavia.
Pero fue la División científica, la parte dominante del museo desde su creación, que particularmente atrajo la atención de Burmeister, que personalmente era un paleontólogo.
La feliz relación de Burmeister con el gobierno, que proveía fondos para los gastos diarios, al igual que para la adquisición de libros, especimenes y el mantenimiento del edificio, duró aproximadamente  15 años.

Problemas de finanzas (1876-1892)

Durante el periodo 1876-1892 los problemas económicos y financieros del Museo se agravaron. La falta de fondos se extendió a lo largo de 15 años y cuatro presidencias: desde la segunda mitad de  la presidencia de Avellaneda (1874-1880) y durante los mandatos de Roca (1880-1886), Juárez Celman (1886-1890) que renunció en el medio de una grave crisis económica y financiera; y por último Carlos Pellegrini (1890-1892), que completó el mandato..
Hacia la mitad de 1876, Burmeister recibió la primera de una serie de directivas solicitándole que cortara los gastos. Ese año, el presupuesto total fue reducido un 15%, a la suma de 30.000 pesos. Al año siguiente los fondos anuales fueron reducidos a 20.000 pesos. Todas las áreas de la actividad del museo sufrieron como consecuencia de su primer serio impedimento a su continua expansión. La revista del museo, Anales del Museo Publico, que había sido costeada con fondos especiales del gobierno desde su lanzamiento en 1864, suspendió su publicación, la que no se reanudó hasta 1883.**
En el ínterin, el museo no tuvo revista especial para mantener el canje con los museos extranjeros y llamar la atención sobre sus descubrimientos. Las restricciones financieras impidieron por lo tanto la habilidad del museo de incentivar, diseminar o retribuir las investigaciones basadas en sus colecciones.
Por otro lado la biblioteca del museo que contenía numerosas publicaciones estaba cerrada al público a causa de la falta de un bibliotecario Mas aun, la escasez de personal competente, significaba que la introducción de nuevas atracciones para el público, como por ejemplo conferencias populares, estaba más allá de discusión.
La reducción presupuestaria había reducido al Museo de Buenos Aires a una condición tal que no se podían alcanzar los fines educativos ni los científicos. Una segunda directriz del gobierno para economizar, emitida en 1881 forzó a Burmeister a defender su presupuesto. El argumento que los gastos no se podían reducir aun más, debido al continuo incremento de las colecciones y a los costos crecientes de los libros científicos y publicaciones periódicas. En realidad, como resultado de los pocos fondos disponibles, Burmeister había gastado 25.000 pesos de su propio dinero durante el año anterior. A partir de ese momento en adelante la relación de Burmeister con el gobierno se deterioró sostenidamente. Los pedidos especiales eran rechazados  si es que eran contestados. Como resultado de ello ni el staff ni las colecciones recibían las atenciones necesarias.
Cuando Henry Ward, el famoso comerciante de fósiles y especimenes para zoológicos visitó en Junio de 1889, lo que el denominó el “Museo de Burmeister” en la calle Perú, este había caído en un triste estado de abandono. Ward se quejó de las “destruidas habitaciones” y el pobre mantenimiento de lo que había sido un buen material. Ward registró en su diario el alto valor de la colección de fósiles pampeanos y, dos días después, regresó para hacer una nueva visita.  El mismo Burmeister, en ese entonces con 82 años, mantenía las riendas del poder, pero para entonces se había enemistado con todos, inclusive con su propio hijo, por su tendencia a ser irascible. Sólo la muerte, tres años después (1892), lo forzó a soltar el control que él había mantenido del museo durante 30 años. Increíblemente esto ocurrió como consecuencia de golpe y corte con un vidrio que sufrió en una pierna cuando se cayó de la parte de superior de una escalera en el propio Museo. (Sheet-Pyenson, 1988).

Mayor énfasis en las colecciones y biblioteca que en la exhibición

Al igual que los directores de museos de otros continentes, los curadores de museos en Argentina adquirían especimenes a través de las compras, intercambios y las donaciones. Operando siempre bajo restricciones financieras al igual que en el exterior, pero haciendo uso de un mayor número de empleados, los museos argentinos (La Plata y Buenos Aires) volcaron los esfuerzo de sus empleados permanentes hacia la expansión de sus colecciones. Periódicamente los “coleccionistas”, preparadores y naturalistas viajeros recorrían la campiña de nuestro país, que en aquel momento era aun ricas en piezas paleontológicas y arqueológicas.
El Museo de Buenos Aires, al igual que el Museo de Canterbury, exhibía artes y antigüedades además de material más científico.
Cuando Burmeister comenzó a organizar la colección de Historia Natural  al comienzo de la década de 1860, separó los huesos los restos fosilizados de grandes mamíferos extintos  como el “perezoso gigante” que alguna vez recorrió las pampas. El Museo poseía los huesos de las patas y otras piezas del Megatherium, el individuo más completo que existiera de un armadillo, Glyptodon, al menos tres especies de “tigre diente de sable”, Mylodon y el único cráneo conocido de Toxodon. El Museo de Madrid, el único poseedor de un megaterio, tomó posesión de un esqueleto completo de mayor calidad de un completo Megatherium, antes que el gobierno argentino prohibiera la exportación de esas rarezas.
La ornitología era también fuerte, con 500 especies (1500 especimenes) de Europa y aves de Sud América, de las cuales casi la mitad eran especies del viejo continente. Las colecciones de anfibios y peces, aun después de haber retirado ejemplares en malas condiciones, eran de menor interés general. El estudio científico en esos departamentos requería de especimenes completos mantenidos en líquidos fijadores y por ese motivo Burmeister necesitaba importar de Europa contenedores de vidrio de buena calidad de vidrio. Aun así, sin embargo, pudo clasificar las especies de peces del Río de La Plata.
En cuanto a los insectos el clima húmedo invernal de Buenos Aires amenazaba a la colección, llevando a Burmeister a solicitar cuartos separados mas secos para alojar a esos ejemplares. Desafortunadamente al público le era negada  la vista de la hermosa colección de mariposas de Brasil y las mariposas argentinas ya que la luz había destruido los colores tropicales brillantes. Burmeister también ordenó una colección de 550 moluscos marinos coleccionados en todo el mundo y agregó una colección local.
Aparte de los especimenes zoológicos, la colección del Museo de Buenos Aires, la colección botánica incluya muestras de maderas del Paraguay y un herbario de plantas europeas adquiridas en Francia. La división Mineralogía incluía muchas rocas de minas de Chile, al igual que un gabinete de más de 700 minerales de Francia que habían sido adquiridos durante la dirección ejercida por Carlos Ferraris en la década de 1820.
Aun cuando estaba preocupado por las colecciones que albergaba el Museo, aun así Burmeister trató de adaptar la institución para hacerla mas atractiva para el público de Buenos Aires, dándole énfasis  a las áreas de entomología y paleontología y además incentivaba a que los argentinos donaran especímenes y dinero para esas colecciones.
Aun cubriendo los gastos a modo personal, el salía de campaña y donaba lo colectado al Museo. También intercambiaba ejemplares duplicados con naturalistas de Europa y América del Norte. Obtuvo por ejemplo 650 aves de Norte América procedentes del Smithsonian Institution; especimenes de Malasia procedentes de la colección del Museo de Historia Natural de Génova; y aves europeas de la Universidad de Griefswald.

Los comentarios de Holmberg en 1878: irónicos y críticos

Andermann ( sin fecha) interpreta como irónicos los comentarios del joven naturalista argentino, Eduardo Holmberg (1878) cuando  se refiere a Burmeister diciendo:
El Director tiene mucho que hacer; las publicaciones europeas consignan cada año
sus observaciones numerosas, y por lo tanto no puede ocuparse de ciertos detalles, que en realidad no corresponden a un Director del Museo; pero entretanto, el establecimiento no contiene objetos accesibles al público sino por la vista. Los “Anales del Museo” ya no se publican, y es necesario conocer las obras Europeas para saber lo que hay en el Museo de Buenos Aires”.
Andermann también considera los comentarios de Holmberg como un pedido apasionado de un mayor reconocimiento y mayor aporte del gobierno para el museo, en especial en aquellos párrafos que dice:
El Museo esta en lo alto de la esquina formada por las calles de Perú y Potosí, sólo cuenta con cuatro salones, teniendo el mayor de todos 40 varas de longitud...”
“El Museo de Buenos Aires está, pues, mal dotado y peor organizado, no obstante los esfuerzos que el Dr. Burmeister ha hecho para que tal Instituto atraiga de los Poderes Públicos la atención suma que merece por su carácter.”
“Si examinamos las condiciones de su instalación, no podremos menos de reconocer
que son pésimas, pues el vetusto edificio en que se encuentra....”
“La general indiferencia que entre nosotros reina respecto de tan útil e indispensable
Institución.”

Holmberg llevó al lector en una gira por la colección de la institución, destacando que todavía en ese entonces, las pinturas, los objetos arqueológicos, minerales, moluscos los grandes esqueletos fósiles estaban alojados en la sala mayor. Holmberg insistió en que hacia falta dividir al museo en secciones bien demarcadas o departamentos, lo que aumentaría su utilidad científica y la comprensión del público. Tal reorganización, sin embargo, requería de una mayor superficie para las salas del museo, que a su vez necesita de más fondos.
Para Holmberg la falta de patronazgo del gobierno había minado su función como un factor popular en la educación de una manera sutil e interconectada. A pesar que el museo está abierto al público, cada domingo, el ciudadano común no podía comprender lo que estaba expuesto. Los visitantes se tenían que contentar con mirar a los objetos en las vitrinas, dado que tampoco había personal para darles explicaciones.
El examen cercano,  la comparación con otros especimenes no era posible. Además, dado que los Anales habían sido suspendidos, los residentes de Buenos Aires tenían que consultar trabajos extranjeros para poder aprender acerca de los desarrollos científicos en su país.

La personalidad y salud de Burmeister causas del retroceso
El retroceso del Museo, según Andermann, J., se podría haber debido a la edad avanzada de Burmeister  y a su frágil salud, al igual que a su falta de interés en que jóvenes naturalistas argentinos (muchos de los cuales habían sido sus discípulos) asumieran puestos de alguna responsabilidad en el Museo, el cual continuaba viéndolo como de su dominio personal.
Ya en 1874, aduciendo poca salud, había suspendido la publicación de los Anales, reiniciados solo en 1883 por demanda explícita del gobierno.
En cuanto a las  colecciones Andermann dice  que las mismas habían caído en desorden  después que Burmeister  se sumergiera en peleas interminables con la universidad para conseguir mas espacio, el tema del acceso a la biblioteca científica y el mantenimiento del edificio por parte de la universidad. La pérdida del puesto de “inspector” que ocupaba Carlos Berg había influido en eso, quien se había sentido molesto  porque Berg había aceptado el puesto de Profesor de Historia Natural en la Universidad sin haber previamente consultado  a su superior.  .

Escasez de empleados entrenados en la época de Burmeister.
A pesar de que Burmeister llegó a contar con la ayuda de hasta siete empleados ***, este se resistía a la noción de delegar autoridad a sus subordinados. Aun en los dominios que estaban fuera de sus propios intereses de investigación, tal como la ornitología, Burmeister se hizo cargo de arreglar todas las colecciones durante los 30 anos de su gestión. En 1874 se quejaba de que estaba muy ocupado arreglando fósiles para el museo y que no tenía tiempo para su propia investigación y tampoco podía continuar supervisando la publicación oficial del museo, los Anales. Esta reducción en las actividades del Museo ocurrió, no casualmente, cuando el gobierno comenzó a cortarle los fondos.
El salario de Burmeister, originalmente establecido en 1000 pesos mensuales, se incrementó 8 veces en la primera década en el museo. El “inspector “, el empleado que le seguía en salario ganaba un tercio del salario del director.
En ese puesto fue nombrado el Dr. Carlos Berg, quien se concentró en expediciones por territorio   argentino   y uruguayo    originando  importantes colecciones zoológicas.
Luego seguía el “conservador” (curador) y el “cazador”, que ganaban la octava parte de lo que percibía Burmeister. Entre los empleados temporarios estaban el carpintero, el encuadernador, el herrero que producía las armazones de hierro para sostener y exhibir los fósiles. El salario  que se les pagaba correspondía a la rígida organización jerárquica comanda por Burmeister. Este elaboraba complejas decisiones sobre los salarios, contratando o despidiendo a sus empleados.
Al poco tiempo que los Pozzi le reclamaran por un  aumento de salario en 1868, fueron despedidos. Burmeister procuró echar al conservador Alberto Neuto después de seis meses de trabajo, porque su trabajo parecía poco artístico y crudo para el demandante director. A pesar de este comportamiento inicial con el tiempo Burmeister comenzó a suavizarse y se tornó mas considerado a los reclamos de salarios de sus empleados. Durante la mayor parte de su gestión permitió que el “coleccionista”, el Don. Luis Moser, suplementara su salario sirviendo de cuidador nocturno del Museo. Cuando el gobierno, al recortar los gastos en 1876  abolió el puesto de “coleccionista”, Burmeister pidió que se suprimiera el salario del “inspector”, ya que la persona que ocupaba ese puesto, había aceptado un puesto de profesor en la universidad. Burmeister creía que estaba alternativa  iba a afectar menos la moral del resto de los empleados. Cuando el “curador” José Monquillot amenazó con renunciar en 1883, Burmeister le aumentó el salario usando fondos  de otros conceptos presupuestarios.

Burmeister y el  brote de fiebre amarilla y de cólera
Las epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires tuvieron lugar en los años  1858,1858,1870 y 1871. Esta última fue un desastre que mató a aproximadamente el 8% de los porteños, una urbe donde normalmente el índice de fallecimientos diarios no llegaba a 20, hubo días en los que murieron más de 500 personas, y se pudo contabilizar alrededor de 14 000 muertes totales por esa causa.
En numerosas ocasiones la enfermedad se había instalado en la ciudad proveniente de los barcos que llegaban desde la costa del Brasil, donde era endémica. No obstante, la epidemia de 1871 habría provenido de Asunción del Paraguay, llevada por los soldados argentinos que regresaban de la Guerra de la Triple Alianza; previamente se había propagado en la ciudad de Corrientes. A su vez el brote cólera registrado entre 1867 y 1869 habia tendio efectos desastrosos sobre la población de Buenos Aires y producido mas muertes que la gfuerra de la Triple alianza.
El 27 de enero de 1867 se conocieron los primeros tres casos de fiebre amarilla en Buenos Aires, los que previamente habían acontecido en Corrientes, Rosario y San Nicolás y llegado el cólera al puerto de La Boca, traído por los soldados que regresaban de la Guerra del Paraguay que bajaban en navíos para el de transporte de tropas  por el Río Paraná. A partir de esa fecha se registró un promedio de diez enfermos diarios y cuando empezó Marzo llegó a 40 muertes diarias, cerrando el mes con 100 muertes diarias y el 4 de abril llegó a 400 fallecimientos. Todas de fiebre. La peste desbordó a los conventillos de San Telmo, siendo importante mencionar que el edificio del Museo, en la calle Perú, esquina Potosí, estaba a pocas cuadras de ese barrio y del epicentro del brote de fiebre amarilla. En tanto el Presidente Sarmiento y el Vice presidente Adolfo Alsina abandonaron la ciudad de Buenos Aires, Burmeister, a pesar de la gravedad del brote estableció que todos los empleados que no se presentaran a trabajar durante la epidemia iban a perder sus puestos de trabajo. El continuó trabajando, al igual que en los brotes de fiebre amarilla y de cólera anteriores, en forma diaria.


Nota:
*A fines de 1862 el gobierno provincial hizo un intento de subordinar nuevamente el Museo Público a la Universidad de Buenos Aires, pero ante la renuncia elevada inmediatamente por su director, H. Burmeister, dio marcha atrás y permitió que éste dependiera directamente del Ministerio de Gobierno de la provincia durante tres décadas mas.
**En la suspensión de la edición de los Anales incidieron otros factores, entre ellos el tiempo que le demandaba editar los textos  y encargar y corregir las litografías que eran enviadas por barco a Berlín.
*** La mayoría de los años Burmeister sólo contó con tres empleados a su cargo.

Bibliografía
Andermann, J. The Museo Nacional de Ciencias Naturales, Buenos Aires. Relics & Selves :articles. (www.bbk.ac.uk/ibamuseum/texts/Andermann05.htm - 124k -)
 Burmeister, G., 1864.-Sumario sobre la fundación y los progresos del Museo Público de Buenos Aires. Anal. Mus. Publ. de Buenos Aires. Entrega Ia. Buenos Aires: 1-11 pp.
Holmberg, E. L.  1878.- El Museo de Buenos Aires. Su Pasado - Su Presente - Su Porvenir, El naturalista argentino, tomo I entrega 2ª, febrero de 1878:33 -43 pp.
Pérez Gollan, J. A. 2001.- Mr. Ward en Buenos Aires: Los museos y el proyecto de Nación a fines del siglo XIX, Ciencia Hoy, Buenos Aires, vol 5, 28.
Sheet-Pyenson, S, 1988. - Cathedrals of Science. The development of Colonial Natural History Museums during the late Nineteenth Century. McGill-Queen’s University Press: 144 p.

lunes, 21 de enero de 2013

Homenajes a Burmeister después de su fallecimiento

Hugo P. Castello, 2013.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".



Burmeister falleció en su casa de la calle Belgrano, el 2 de mayo de 1892, a raíz de las complicaciones surgidas por un accidente en el museo. El Presidente de la Nación, Carlos Pellegrini, y el Ministro de Instrucción Pública decretaron honores oficiales; en ocasión del entierro y pronunciaron discursos este último y el Ministro de Alemania, R. von Krauer.

A continuación y a pedido de Burmeister el gobierno designó como su sucesor al Dr. Carlos Berg (1843-1902). (1), bloqueando a su vez los intentos de Florentino Ameghino a sucederlo en el cargo.

El Monumento a Burmeister

El monumento a Burmeister que estaba ubicado desde Febrero de 1900 en el Parque Tres de Febrero, y que fuera encomendado al escultor alemán Ricardo Aigner por el intendente de Buenos Aires Carlos Seeber, fue trasladado al Parque Centenario, en Diciembre de 1928 a unos 300 m de donde se encuentra el edificio actual del MACN.
.
El monumento está emplazado en el parque cerca de las calles Campichuelo, Avda. Diaz Vélez y Avda. Patricias Argentinas.







Sobre un basamento cuadrangular de mampostería, ejecutada en piedra Dolomita francesa, se encuentra emplazada la figura sedente del Paleontólogo Burmeister, ejecutada en mármol de Carrara, quién tiene en observación un cráneo colocado en su mano derecha y sobre su mano izquierda tiene apoyado un libro abierto que sostiene con su mano. En su frente y en la parte media del fuste, se encuentran adosadas y en letras de bronce el nombre del representado, y debajo del mismo, una corona de hojas de laurel y el roble ejecutadas en bronce.







Obra de instalación del monumento en Parque Centenario, trasladado desde el Parque Tres de Feberero donde había sido erigido originariamente.(Foto AHMACN).









Corona floral de homenaje a Burmeister, debajo de una vitrina con la máscara mortuoria del primer director del Museo Público. 
El Director Doello Jurado al centro de la foto, entre ellos la viuda y descendientes (no identificados) del científico. Año 1927 (Foto AHMACN).


Después de su fallecimiento en 1892 se realizaron numerosos homenajes a Burmeister en Buenos Aires y mas recientemente en Halle, Alemania.

En 1967 se habilitó un cuarto, para colocar en él sus restos, ubicado en la Planta Baja del MACN, cercano a la entrada de la puerta de Avda. Ángel Gallardo 450, delante del cual se ubicó una réplica en yeso del monumento ubicado en el Parque Centenario. Sus restos mortales descansan desde entonces en el museo. Fueron trasladados allí el 2 de mayo de 1967, durante la dirección de Max Birabén, con la asistencia del Secretario de Estado, Carlos María Gelly y Obes, el Presidente de la Institución Cultural Argentino Germana, el Embajador de la República Federal Alemana, Ernest Mohr, y el Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas. En esa ocasión el Subsecretario de Cultura, Gastón Terán, expresó que "el gobierno argentino cumplía un estricto deber hacia los hombres de ciencia extranjeros, en la persona de uno de ellos, entre los más eminentes, que dieron lo más preciado de sí mismos a la comunidad que los acogió".





El Prof. Doello Jurado es el primero a la derecha; el paleontológo Lucas Kraglievich, tercero a la derecha; empleado no identificado del Museo con bastón en el brazo, y familiares de Burmeister frente al monumento emplazado en el Parque Centenario, año 1927. Seguramente la dama al medio del grupo es la viuda de Burmeister, Doña Tejeda. (Foto AHMACN).


El ex Secretario de Estado, Carlos María Gelly y Obes a la derecha de la foto, al frente, el ex-Secretario del MACN, Sr. Boeckel a la izquierda, el Dr. Max Birabén, ex Director del MACN, segundo a la derecha, (26/6/1967) suben la escalera de A. Gallardo 450, portando el nicho con los restos. (Foto AHMACN).














Placa de bronce colocada por la Embajada de Alemania en el centenario de su designación como Director del Museo Público, (1962).

Bibliografía
(1) Giachino, Adrian, 2000. Breve biografía de Carlos Germán Conrado Burmeister (1807-1892). Editado por la FHN, Fundación de Historia Natural.

La Asociación Amigos de la Historia Natural del Plata, para el fomento del Museo de Historia Natural



Hugo P. Castello, 2013.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".




Decreto oficial de creación de la Asociación Amigos de la Historia Natural del Plata, para el fomento del Museo de Historia Natural, Buenos Aires: 6/5/1854 .

Teniendo presente el Gobierno delegado que es notoria la necesidad de dar al actual Museo de Historia Natural de esa ciudad una organización capaz de hacerlo salir del mezquino estado a que hasta hoy se ha visto reducido, no por incuria de sus empleados, sino por el abandono absoluto en que se ha encontrado durante la larga dominación de Rosas.

Que las miras del Gobierno no podrían al presente llenarse por si sólo en toda su latitud, dado que no le es dado dotar de mayor número de empleados, a tan importante establecimiento, sino poniéndolo desde luego también bajo la dirección de una asociación amiga de las ciencias que quisiera dedicarse con ahínco a su fomento.

Y por último, que a virtud de este medio se conseguirá excitar el estímulo de las personas que tengan verdadero amor al país y a este género de empresas de utilidad pública; el Gobierno de acuerdo con la idea propuesta por el encargado del Museo, ha acordado y decreta:
Artículo 1º. - El Museo de Historia Natural de Buenos Aires, además de la protección que el Gobierno le acordare, quedará bajo la especial protección de una asociación pública que se formará según las bases siguientes (incisos):



1º. - El nombre de la asociación será de Amigos de la Historia Natural del Plata.
2º. - El Rectorado de la Universidad será Presidente nato de ella y de la Comisión Directiva de que se hablará mas adelante; y el encargado del Museo miembro también nato de ella, corriendo a cargo de ambos y de los cuatro miembros fundadores que nombrará el Gobierno, el dar los pasos convenientes para la formación de la Asociación.
3º. - La Asociación se compondrá de todas las personas, de cualquier nacionalidad que sean, que contribuyan a enriquecer el museo, ya con objetos de Historia Natural, ya con donaciones de otro género tendientes a tal fin.
4º. -Su principal objeto será cuidar el fomento del e
stablecimiento aumentando sus existencias con cualquier producción peculiar de este, en los reinos animal, vegetal y mineral.
5º. - A cada miembro de la institución se le acordará un diploma de honor firmado por el Presidente y Secretario de la Comisión Directiva que se nombre.
6º. - Esta comisión será compuesta de cinco individuos elegidos del seno de la Asociación por los miembros de ella y a la pluralidad de votos.
. - Las atribuciones de dicha comisión serán: deliberar sobre todo lo concerniente al progreso del establecimiento, examinar si las donaciones que se le hagan son dignas de ser admitidas; expedir los diplomas de honor a los donantes de que habla el inciso 5º, y procurar, por todos los medios adecuados, el engrandecimiento del Museo.
8º. -La asociación elegirá también un Secretario de su seno, encargado de llevar los libros y de formar la estadística del establecimiento, con arreglo a las bases que para estos trabajos diere el jefe de la mesa de estadística.
9º. -Se llevará un libro de asiento de las donaciones que se hagan al museo con el nombre de los donantes, y otro de las actas de sesiones de la comisión.
10º. - Los demás libros del establecimiento los lle
vará el Encargado del museo que queda siempre bajo la dependencia del Gobierno, sujeto como hoy a las órdenes del Rector de la Universidad, en lo que concierne a los objetos para que el Gobierno crea esta institución.
Instalada la Asociación, deberá arbitrar el mejor medio de proveer los gastos que demanden sus funciones, y someter a la aprobación del Gobierno, el Reglamento orgánico de la asociación.
Artículo 2º: El Gobierno nombra miembros fundado
res de ésta, a los ciudadanos Dr. D. Francisco J. Muñiz, Dr. Teodoro Álvarez, D. Manuel Ricardo Trelles y D. Manuel J. de Guerrico.



Diploma de la Asociación Amigos




jueves, 17 de enero de 2013

La ciudad de Buenos Aires que conoció Burmeister al momento de su llegada en 1857 y con posterioridad



Hugo P. Castello, 2013.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".

 Burmeister casi no hace referencia alguna a sus impresiones sobre la ciudad de Buenos Aires que conoció al llegar por vez primera en 1857, pero distintos pintores y litógrafos han dejado reflejado sus impresiones y recuerdos plasmados en hermosas acuarelas y litografías, algunas de ellas previas y otras posteriores a la llegada del científico alemán al Plata.



Una de las mas antiguas fotos del convento de Santo Domingo, en cuyos altos estuvo instalado el Museo Público hasta 1852. En la esquina enfrente de la plazoleta estuvo instalada la botica de Ferrari y posteriormente propiedad de Demarchi.
  




Buenos Ayres landing place and Alameda (Zona de descarga y llegada a Buenos Ayres y Alameda) previo a la construcción del muelle.

 

El Río de la Plata frente Buenos Ayres, aduana y muelle en primer plano.



 





Las márgenes del rio cubiertas de iglesias y catedrales según un mapa de Ferrario (Milán) donde reproduce una acuatinta de Fumagalli de 1827, quien evidentemente jamás había visitado la ciudad de Buenos Aires.








Estibadores y peones del puerto en la Boca del Riachuelo, 1877.











Lavanderas en la costa del río, con sus tendederos al sol, frenta a la ciudad a la altura de las calles Balcarce y Alsina, 1883.





Buenos Ayres, según Lebreton en 1867, vista del rio frente a la ciudad.








Carruajes y peatones cerca del Museo, en la Calle Perú con vista hacia San Telmo, litografía francesa, fin de siglo XIX, publicada en un libro sobre Buenos Aires.






 

Carretones y navios de vela, en el Puerto San Martín, en la costa del Río de la Plata,a la altura del actual calle Maipú, 1885.

 





Acuarelas de distintas vistas de Buenos Aires (Views of the city of Buenos Aires) publicadas en la Revista Harper´s Weekly, Agosto de 1880.
 













La catedral de Buenos Aires, Litografía en base a una foto de Harpers Weekly, 1890, dos años antes del fallecimiento de Burmeister. Nótese el tranvía a caballo avanzando por la actual calle San Martín.